Cuando rechazamos a algo o a alguien, cuando dejamos afuera eso que no nos gusta ya no estamos en sintonía con la vida.
Al iniciar un movimiento de reconciliación, de asentimiento a la vida tal como es, la sanación aparece.
Tomar nuestra historia como se nos presenta y actuar con lo que se presenta, renunciando a luchar, transformamos nuestra realidad en un caudal de oportunidades más allá de nuestro entendimiento.